En un reino junto al mar
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- 27/11/2008 a las 00:07 (3453 Visitas)
Edgar Allan Poe, autor romántico estadounidense, conocido sobretodo por sus relatos cortos de terror, es uno de los mejores ejemplos para ilustrar como el verdadero artista, el verdadero genio, tiene que pagar el precio del vacío y la desgracia durante toda o gran parte de su existencia.
Daguerrotipo de Poe.
«Mi vida ha sido capricho, impulso, pasión, anhelo de la soledad, mofa de las cosas de este mundo; un honesto deseo de futuro.», citaba en una de sus últimas cartas, resumiendo y explicando perfectamente el infortunio que había forjado su talento.
Su biografía está salpicada de sucesos bastante nefastos, que quizás, en parte, propiciaron el corte tan lúgubre y característico de su obra, y que lo convirtieron en un personaje universal que sobrevivirá más allá de nuestras vidas.
Uno de estos sucesos, y tal vez, el que más marcó la vida del escritor estadounidense, fue la muerte de su esposa, Virginia, a manos de la tuberculosis.
Tras su fallecimiento, el autor creo una serie de poemas con un mismo tema común : la muerte de una hermosa mujer a una temprana edad.
Uno de ellos, publicado en 1849, el mismo año de la muerte de Poe, es el que inicia este blog y particularmente más me gusta:
Annabel Lee, de Edgar Allan Poe
Hace ya bastantes años, en un reino más allá de la mar vivía una niña que podéis conocer con el nombre de Annabel Lee. Esa niña vivía sin ningún otro pensamiento que amarme y ser amada por mí.
Yo era un niño y ella era una niña en ese reino más allá de la mar; pero Annabel Lee y yo nos amábamos con un amor que era más que el amor; un amor tan poderoso que los serafines del cielo nos envidiaban, a ella y a mí.
Y esa fué la razón por la cual, hace ya bastante tiempo, en ese reino más allá de la mar un soplo descendió de una nube, y heló a mi bella Annabel Lee; de suerte que sus padres vinieron y se la llevaron lejos de mí para encerrarla en un sepulcro, en ese reino más allá de la mar.
Los ángeles que en el cielo no se sentían ni la mitad de lo felices que éramos nosotros, nos envidiaban nuestra alegría a ella y a mí. He ahí porque (como cada uno lo sabe en ese reino más allá de la mar) un soplo descendió desde la noche de una nube, helando a mi Annabel Lee.
Pero nuestro amor era más fuerte que el amor de aquellos que nos aventajan en edad y en saber, y ni los ángeles del cielo ni los demonios de los abismos de la mar podrán separar jamás mi alma del alma de la bella Annabel Lee.
Porque la luna jamás resplandece sin traerme recuerdos de la bella Annabel Lee; y cuando las estrellas se levantan, creo ver brillar los ojos de la bella Annabel Lee; y así paso largas noches tendido al lado de mi querida, —mi querida, mi vida y mi compañera,— que está acostada en su sepulcro más allá de la mar, en su tumba, al borde de la mar quejumbrosa.
Alone, de Ivor Abrahams.
Esta obra romántica, ya en 1987, sirvió de inspiración a Radio Futura, cuando todavía la industria musical se atrevía a conjugar palabras hoy casi prohibidas como arte y originalidad, para crear una canción que consiguió adaptar de forma sobresaliente tanto el contenido como el tono general del poema. Gracias a esta canción, pude descubrir la obra original, y ya desde la obra original, el resto de la historia.
[media]http://www.youtube.com/watch?v=1q3m3so6g_s[/media]
Annabel Lee, de Radio Futura
Hace muchos muchos años en un reino junto al mar
habitó una señorita cuyo nombre era Annabel Lee
y crecía aquella flor sin pensar en nada más
que en amar y ser amada, ser amada por mí.
Éramos sólo dos niños mas tan grande nuestro amor
que los ángeles del cielo nos cogieron envidia
pues no eran tan felices, ni siquiera la mitad
como todo el mundo sabe, en aquel reino junto al mar.
Por eso un viento partió de una oscura nube aquella noche
para helar el corazón de la hermosa Annabel lee
luego vino a llevársela su noble parentela
para enterrarla en un sepulcro en aquel reino junto al mar.
No luce la luna sin traérmela en sueños
ni brilla una estrella sin que vea sus ojos
y así paso la noche acostado con ella
mi querida hermosa, mi vida, mi esposa.
Nuestro amor era más fuerte que el amor de los mayores
que saben más como dicen de las cosas de la vida
ni los ángeles del cielo ni los demonios del mar
separarán jamás mi alma del alma de Annabel Lee.
No luce la luna sin traérmela en sueños
ni brilla una estrella sin que vea sus ojos
y así paso la noche acostado con ella
mi querida hermosa, mi vida, mi esposa.
En aquel sepulcro junto al mar
en su tumba junto al mar ruidoso.
Hace muchos muchos años en un reino junto al mar
habitó una señorita cuyo nombre era Annabel Lee
y crecía aquella flor sin pensar en nada más
que en amar y ser amada, ser amada por mí.
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Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Allan_Poe
http://es.wikipedia.org/wiki/Annabel_Lee
http://es.wikipedia.org/wiki/Radio_Futura_(banda)
http://es.wikisource.org/wiki/Annabel_Lee
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Bueno, inicio de blog o bitácora, poco más que decir.
Hasta la siguiente entrada.