El milagro de los panes y los peces
por - 25/03/2009 a las 12:45 (2441 Visitas)
En todo viaje en autobus de larga distancia que se precie, va montado el mismisimo Jesucristo, esto es irrefutable. Os preguntareis el por qué. Yo os lo contesto porque tiene mucho que ver con el odio que vengo a relatar:
Como decia antes, el marco esta bien definido, estamos viajando en autobus a otra ciudad. Ya sean las 10 de la mañana, las 2 de la tarde o las mismas 11 de la noche, ya se haya parado o se avise que en media hora se hace la parada de rigor, algun compañero de viaje aun por delimitar, esta apunto de obrar el milagro. A pesar de que se explica tanto en el billete como en otros lugares (amen de la charla de nuestro amigo el conductor) que no esta permitido comer en el autobus, nuestro amigo hace caso omiso de las advertencias.
Bueno, piensa uno, a mi no me molesta. He ahi el inconfundible momento que avisa a todos los tripulantes que esta apunto de empezar su ceremonia. "Clicksssssssssssss", lata de refresco con gas abierta. Durante el siguiente minuto la confusion se hace participe en el habitaculo y mas de uno se levanta a recoger en su compartimento la bolsa de viaje. Sacan chocolatinas, zumos, patatas...hay gente que va muy preparada. Por cierto, he aqui un relator, que no soporta comer durante los viajes ni incluso durante la parada de 20 minutos.
Paso el minuto en cuestion, la gente ya esta sentada y nuestro amigo que lanzo la bomba con su cliccccckkkssss, saca del papel albal un bocadillo de al menos medio metro. Tan solo unos segundos mas tarde, todo el autobus se da cuenta de que manjar se trata. Si amigos, BOCADILLO DE CHORIZO. Da igual donde este ubicado, como si va en el maletero. El olor a bocadillo de chorizo lo impregna todo. Y es que no falla, siempre hay un notas en tu autobus con bocadillo de chorizo. No podia haberlo hecho de tortilla francesa o jamon de york. No. Tenia que ser de chorizo, ademas de el del pueblo que le trae su tia Jacinta y apesta el triple a matanza.
Pasado el trance inicial, y con medio autobus volviendo sobre sus pasos y guardando sus mercancias debido al hedor que lo impregna todo en ese habitaculo cerrado, el notas va terminando su bocadillo tan feliz, sin reparar en si molesta a los demas. Pero es que, no contento con eso, nuestro amigo el notas siempre tomara una pieza de fruta de postre (por aquello de rebajar debe ser). Si amigos, estamos hablando de LA NARANJA. Si hay una fruta que desprenda olor fuerte, esta es la naranja como bien sabe nuestro amigo el notas. No es un olor desagradable ni mucho menos, pero en el marco de mi relato se convierte en pestilente. Que se lo pregunten a la Jenny que va sentada atras del todo hablando con el conductor (esto intuyo por el volumen de sus voces). Es en este momento cuando medio autobus tiene cara de asco y ya se le ha quitado las ganas de comer. Nuestro amigo el notas ha obrado el milagro de los panes y los peces.
En fin amigos, siento el tochaco, pero creo que "nuestro amigo el notas con su bocadillo de chorizo y naranja de postre en autobus de larga distancia" se merece un rincon narrativo en mi blog.
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