... o como hacer una gran película ligera, amena y con una trama impecable
Nunca he sido fan de Woody Allen. De hecho, pese a haber oído hablar constantemente de él y ser una persona que relaciono con el cine desde que tengo memoria, nunca me ha movido ver una película suya. Supongo que es una de esas cosas que todo el mundo que tienes alrededor te recomienda pero que tan sólo decides probar un día en el que se presenta la oportunidad sin previo aviso
Ayer fui al cine a ver Vicky Cristina Barcelona. De primeras, pese a no ser un entendido en el tema, tengo que decir que no me gusta el cine español porque creo que los directores y guionistas carecen de imaginación y mueven el cine español atravesando una serie de tópicos poco inspirados que convierten en sus películas en burlas al espectador. De otro modo, creo que españa tiene unos muy buenos actores como Leonor Watzling, Jordi Mollà, Javier Bardem y Penélope Cruz, entre otros. Y eso es lo que nos ocupa ahora dado que el director es estadounidense
La película fluye ligera y amena arrancándote muecas de sorpresa y sonrisas debido al alto nivel de sus diálogos. Son completos, realistas, sinvergüenzas y creíbles. Se complementan, no desentonan y, tras finalizar un escena concreta, adviertes que no ha quedado nada al aire. En el transcurso de la película ocurren miles de pequeñas historias entre los protagonistas sin que eso suponga la pérdida del hilo principal en detrimento de lúcidos gags torpemente añadidos. La cohesión es sólida. La imágen global, hermosa
Sin duda alguna, esta película respira con plenitud gracias a la impecable actuación de los intérpretes que subrayan con credibilidad y firmeza la eficacia de los diálogos. Javier Bardem (Juan Antonio) muestra su amplia experiencia ofreciendo un papel aparentemente encajado a su personalidad real, en el que destaca de manera sobresaliente cuando se exploran sus sentimientos más primitivos. Puedes ver dos mentes dentro del mismo personaje y sientes cómo se desenvuelve con una gracilidad y una naturalidad que denotan la capacidad de abstracción de Bardem en el personaje
Penélope Cruz (María Elena) tiene un papel más sencillo. La locura siempre es agradecida para aquellos delante de las cámaras aunque siempre existe el riesgo de sobreactuar. Cuando piensas que ha dado todo su jugo y ha exprimido el personaje, te sorprende con una hábil jugada en el clímax de la película y te demuestra cómo romper los límites de un personaje para darle nueva forma y traducir lo que Allen tenía en mente pero escribió en papel a medias tintas, incapaz de plasmar la idea original de su corazón
Un poco más atrás en el ranking interpretativo tenemos a la actriz estadounidense Scarlett Johansson (Cristina) que, pese a realizar una muy buena interpretación, queda eclipsada (realmente devorada en el bis a bis con Cruz) por los dos actores previamente mencionados. Parece sentirse cómoda en este tipo de papeles (es una aproximación o evolución de Charlotte de Lost In Translation) y la verdad que la inocencia de su rostro y la delicadeza con la que se mueve son propicias para plasmar ese personaje sensible y delicado, inseguro respecto a cuanto le rodea e ingenuo hasta decir basta.
Por último, tenemos a Rebecca Hall (Vicky) que da vida al personaje menos desarrollado de toda la película. Quizá debido a un guión más centrado en la relación Bardem - Cruz que desplazó a este personaje o a una interpretación más técnica que emocional por parte de Hall, tenemos al tercer pilar sobre el que descansa la película relegado a un segundo plano en cuestión de personalidad y complejidad. La única escena predecible lleva su firma y no pasa de la simple corrección interpretativa. Hace un papel muy "a la americana", con expresiones faciales manidas y repetidas hasta la saciedad y no explora lo más mínimo el confuso y rico mundo interno del papel que le ha sido otorgado. Una pena que no explotase todo el universo de ideas posibles y se quedase como un personaje llano
En definitiva es una muy buena película y, pese a que mis palabras parezcan indicar una mediocre actuación por parte de Hall y simplemente correcta por parte de Johansson, realizan una increible labor que escapa a las posibilidades de la mayoría de sus colegas de profesión. Pero ¿quién puede mirar a la luna cuando el sol le está deslumbrando?
Id a verla, insensatos
Marcadores