Imaginaos esta escena.
Suena el timbre. El profesor de lengua francesa, al que tememos y respetamos, sale de clase. Poco a poco, el ambiente de la clase cambia. Tras cantar la canción de Marco junto a algunos compañeros, sale de mi boca una plegaria. En voz alta, recito el Padre Nuestro a una velocidad vertiginosa. Silencio. Un compañero me dirige una mirada compasiva y empieza el cántico: "OOOOOOOMMMMMMMMMM!!!!!!!". Más y más chicos y chicas se unen al salmo. De repente, el frenesí entra en mí: "Sacádmelo!! Salvadme!!". Como un poseso, comienzo a fingir convulsiones y ,progresivamente, mi cuerpo se va deslizando por el pupitre. En el clímax, abro los ojos y miro al techo. El suelo tiembla y, "instintivamente", otro chico chilla desesperadamente.
-!!!AYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAAAAAAAAAAAA¡¡¡
Al fondo del pasillo, se distingue la forma de un ser indeseable, tan cruel como el peor de los bárbaros: el director. Con pasos firmes y ondulando los brazos, entra en la clase. Algún que otro niño, absorto en su réquiem, no se percata de su presencia y sigue cantando. Es entonces cuando el director da un portazo monumental. Con voz tenebrosa, pregunta:
-¿Quién ha gritado de este modo? Levantad el brazo.
Exceptuando a 3, los 9 restantes alzamos nuestras manos y nos dirigimos hacia la pizarra.
-TÚ!!!!!, ESCRIBE VUESTROS NOMBRES!!! RÁPIDO!!!
Sin responder, el crío actúa. Con la lista en su mano, el director nos mira a cada uno con ojos enojados y furiosos. Yo intento no dirigirle la mirada y me tapo discretamente la cara, pues no puedo aguantar mis ganas de reír.
-No lo dudéis, esto influirá en vuestra nota de comportamiento. CINCO MINUTOS. EN CINCO MINUTOS QUIERO VERLO TODO RECOGIDO!!!!
Sin demora, todos nosotros nos avalanzamos hacia nuestros pupitres y obedecemos. Mientras se pasea por la clase, el director divisa una mancha en el escritorio de el chico que se sienta a mi lado. Como si de un ogro se tratara, le incita a arrancar la chincheta. Poco después, se marcha. Ya en el vestuario, me PETO EL CULO. Revolcándome por el suelo, me imagino una y otra vez esa escena absurda. Al salir al campo de fútbol, tal es mi delirio que no paro de dar volteretas y moverme desenfrenadamente, como un mono borracho. Al igual que yo, el resto de mis amigos gritan y corretean por el patio meándose de la risa.
Escribo esto (sucedido el día de hoy) para introducir esta pregunta:
¿Alguna vez habéis hecho algo parecido? Me extrañaría obtener una respuesta afirmativa. Con esto intento que desveléis los acontecimientos más absurdos y "cachondos" de vuestra vida. Se aceptan recomendaciones para psiquiátricos.
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