Aunque podría hablar de cómo el Gobierno está acelerando las cosas para evitar que el país caiga en la ruina por tener todos los negocios cerrados (si queréis hablarlo es cosa vuestra), lo que voy a comentar es un poco más un desahogo por algo que estoy viendo estos días.
Con el anuncio del fin del Estado de Alarma, muchas empresas están volviendo a la nueva normalidad. Durante la pandemia, yo he seguido trabajando de forma normal... desde casa, pero normal. Como no he tenido que atender incidencias de clientes, he podido estar dos de los tres meses enfocado en el desarrollo de un nuevo programa que hemos ido retrasando precisamente por estar atendiendo este tipo de tareas.
No hace falta que explique que un nuevo programa, hecho casi desde cero, requiere un tiempo de desarrollo considerable. Sin entrar en detalles, yo había previsto que el desarrollo fueran 2 meses, perfecto para mostrarlo a un par de potenciales clientes.
Pero el Gobierno anunció el fin del Estado de Alarma, y de pronto me encuentro que empiezan a entrar incidencias, y que mi jefe me exige que añada un par de mejoras para poder mostrarlo. Bueno, el programa, lo que estaba previsto hacerse, se ha hecho, y pienso que las mejoras no serán gran cosa... Pues resulta que esas "mejoras" implicaban cambios en cómo se comportaban los datos, que iba a necesitar reescribir parte del código, y que las "mejoras" son funcionalidades obligatorias y que sin ellas no se puede enseñar el programa. Tres semanas estimé como mínimo. Una semana me dieron.
"Es lo normal en programación" diréis. No. He tenido presión para llegar a las fechas de entrega, conozco esa sensación de sobra, pero no a este nivel.
Con el fin de la pandemia, a la gente le ha entrado prisa por tener hecho lo que no se ha podido hacer en tres meses: una compañera mía trabaja en la recepción de un hospital, y de pronto han pasado de atender de vez en cuando a un posible caso de COVID-19, a tener una avalancha de gente pidiendo citas para revisiones, resonancias, gripes, etc, etc... cosas que no se atendieron antes por falta de medios o por miedo al COVID, a lo que hay que sumar que la gente se quiere ir de vacaciones YA.
Y veo que así hay mucha gente, queriendo hacer en una semana lo que han tenido totalmente parado desde mediados de Marzo. Ya no son sólo las salidas a beber, las fiestas postergadas, o las visitas atrasadas. Hablo de gente que quiere ganar en un mes lo que han tenido en stand-by, los trabajos que han estado totalmente parados de pronto hay que entregarlos como si se hubieran seguido desarrollando, y con las vacaciones a la vuelta de la esquina (suspendidas en muchos casos) hay que entregar sí o sí... ¿Nos hemos vuelto locos?
Marcadores