Bring blue skies back to games

...0

Era, probablemente, principios de los 90. Corríamos a los recreativos despues de jugar al fútbol en las pistas y quemábamos las 50 ptas de rigor. Dos partidas y a casa. "Dicen que hay un truco para jugar gratis todo lo que quieras", etc. Los más pubertosos acudían con camisetas de Nirvana y veinte duros o doscientas pelas en el bolsillo.
En casa de mi vecino, hijo único, entra la Master System Plus. No era una de las nuevas consolas "tridimensionales", las Megadrive (demasiado caras), sino una que venía con una pistola y dos juegos en memoria, uno de disparar patos y otro de motos. No estaba nada mal, definitivamente aquello no era como la Atari 2600 de mi primo.
Fuimos capaces de exprimir juegos que ni los propios creadores creían que tenían tanta vida jugable, eran tiempos de necesidad. Transbot, Global Defense, Hang On, Rastan... uno a uno iban cayendo de una manera ceremonial, porque el niño de los noventa, amigos mios, no demandaba realidad. Quería mundos surrealistas, imposibles, físicas totalmente disparatadas, historias sin pies ni cabeza, cosas así. Como decía ántes, cuestión de necesidad.

Navidades de vete tu a saber que año. A mi vecino le regalan Wonder Boy III: The Dragon's Trap. Éste era un juego tan diferente a todo lo que habíamos jugado ántes, que claro, nos pasó lo que pasa en estos casos, al principio lo odiábamos, luego no pudimos parar hasta que vimos hasta el último rincón del mapeado. Demasiado bueno para aquellos tiempos. Podías transformarte en diferentes animales cada uno con sus propias características, mundos increíbles conectados entre sí (cosa que no habíamos visto ántes), enemigos extraños (una planta carnívora sin ojos, una nube con gafas de sol que llueve fuego...). Alucinante.

Wonder Boy (1986)

Pero empecemos por el principio, Wonder Boy III pertenece a una saga atípica y heterogénea creada por una compañía independiente llamada Westone (previamente Escape). El primer juego de la serie se conoce más por su versión Arcade que por la conversión realizada a Master System, aunque durante un tiempo Wonder Boy fue un poco como la mascota extraoficial de SEGA junto a Alex Kidd, especialmente ántes de la llegada de Sonic.
El juego en sí mismo, era un plataformas puro y duro bastante dificil -que para la versión Master System se le añadió continuaciones infinitas- y donde el protagonista, Tom Tom, tenía que rescatar a su novia (el típico argumento de los plataformas de la época). Para ello, Tom Tom podía subirse a un monopatín y atacar con hachas prehistóricas (ámbas se conseguían rompiendo unos huevos que encontrabas por ahí) y debía cuidar que su nivel de vitalidad no llegara a niveles límite comiendo fruta y bebiendo leche. Los gráficos eran muy buenos comparados con los plataformas de la consola de Nintendo, lo realmente cuestionable era el control, los saltos -y especialmente en carrera- eran bastante incómodos y que se agravaba con la incomodez propia del pad de la consola.
El juego se vendió bien y se preparó una secuela, que como veremos, tiene un concepto y desarrollo muy diferente al de la primera parte.

Más tarde, Hudson Soft y Escape quisieron portar el juego a la NES, pero SEGA tenía los derechos del nombre Wonder Boy así que titularon el cartucho Adventure Island, creando a partir de aquí una franquicia totalmente diferente (y a mi juicio, bastante peor desde el punto de vista creativo).


En próximas ediciones: Wonder Boy in Monsterland...