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Ver la versión completa : Análisis de FIFA 13



ZDV Bot
25/09/2012, 22:00
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Ya lo hemos dicho, tanto Letras como yo, en anteriores análisis de esta saga: el mayor mérito de FIFA no es haber aprendido a refinar sus rebabas, a recortar sus flecos y a tapar sus agujeros. Ni siquiera lo es el ir trepando anualmente por la escala evolutiva de la simulación futbolística, que se puedan pegar piscinazos para engañar al árbitro o que las arruguitas de la ingle del pantalón de los jugadores posea una textura desesperantemente creíble. No. El mayor mérito es haber conseguido todo eso sin haber roto nada, haciendo que todo sumara y que ni siquiera el clásico jugador conservador al que un cambio en la dirección de la brisa le amarga la tarde tenga la tentación de cambiarse de chaqueta.

"Me llamo Pablo, ¿qué hago aquí?"
—Pepe


El habitual añadido de cada entrega es en FIFA 13 (http://www.anaitgames.com/juegos/fifa-12-ps3) menos vistoso que otros años, pero tiene una carga de verosimilitud que le pone a uno una sonrisa en la boca en cuanto lo experimenta. Algo tan aparentemente llano como la forma de controlar el balón al recibirlo se ha alterado por completo y ahora ha cobrado una importancia tan descomunal como la tiene en el fútbol de verdad, donde un control perfecto puede decidir un partido y uno defectuoso, por muy ventajosa que sea nuestra posición, puede dar al traste con un gol cantado. Aquí entran también, y más acentuados, los rasgos del Personality+ que se incorporó el año pasado: probad a hacer el mismo control orientado recibiendo un pase de 60 metros con Andrés Iniesta y luego con Albelda y entenderéis de qué os hablo. La fluidez del juego también se ve afectada en términos absolutos: el tiki-taka es ahora más difícil que nunca y hay que fijarse muy bien en qué intentamos hacer con qué jugador antes de cometer frivolidades en la propia área, pero también resulta más satisfactorio gracias al siguiente punto: la IA.



Sí, caballeros, ya no tenemos a once autómatas oxidados que solo se mueven cuando llegamos a línea de fondo o cuando abusamos de la condenada pared (o más en general, del toco y corro) que se había convertido del arma más sobreutilizada de FIFA 12, un poco como el **** (****) pase de la muerte en los PES de hace unos años. Ahora los desmarques han ganado, más que en el cómo, en el cuándo. El año pasado los jugadores ya hacían diagonales para arrastrar centrales, ya realizaban pantallas a balón parado y ya la pedían al espacio. Ahora se desmarcan más menudo, con mayor criterio y con una mejor coordinación. Casi me caigo de boca cuando vi a Benzema haciendo un amago de desmarque o a Robben reprochándome con gestos no haberle pasado el balón cuando le ganaba la espalda a los centrales, y con razón. Supongo que el cenit de la inteligencia artificial viene cuando ésta puede permitirse decirte lo idiota que eres. Lo siguiente quizá sea tomar conciencia de sí misma y entonces sí que estaremos jodidos.

"En 1969 dejé las mujeres y la bebida. Fueron los peores veinte minutos de mi vida."
—George Best


http://www.anaitgames.com/images/uploads/2012/09/analisis_fifa_13_2.jpgEn la faceta defensiva no hay añadidos pero sí mejoras: la defensa táctica (que sigue siendo opcional pero a estas alturas deberíais tenerla ya dominada, malandrines) parece más asentada en el propio sistema de juego y se integra mejor con el tipo de juego que practica el equipo en cuestión. No se posicionan del mismo modo defensas como Terry o Cahill, especialistas en interrumpir acciones de ataque resguardados por el resto del Chelsea, haciendo más de obstáculos que otra cosa; que Piqué y Mascherano, centrales solitarios en la llanura de espacios abiertos que son los cuartos traseros del Barça con nueve jugadores en campo contrario. El comportamiento de las defensas parece más orgánico, más humano, con resbalones y ocasionales faltas de concentración, evidenciando el barniz específico, algo que ha sido clave en el ensamblaje de FIFA 13.

Y ese elemento, niños y niñas, es el caos.

Sí, sí, tal cual: el caos, el concepto cosmológico que deriva en la imprevisibilidad y la incertidumbre. No sé si se debe al refinamiento bastante perceptible del sistema de colisiones que introdujo FIFA 12, si la física de balón y jugadores ha sido depurada o si en el esqueleto del juego hay un módulo como Wheatley que en lugar de aportar estupidez provee de casualidad a la experiencia. O quizá sea un cóctel de todo eso. Ni **** idea, muchachada, pero la sensación no se puede ignorar mientras uno juega: FIFA 13 es también más realista en tanto que genera situaciones fruto de la arbitrariedad. Esos "pequeños detalles" de los que hablan los futbolistas, esos partidos con veintisiete tiros a puerta y cero goles, esas carambolas locas que acaban en gol en propia meta o en absolutamente nada, esos efectos raros, esos botes extraños y esos tiros mordidos. Esas cosas que suceden en el fútbol, ocurren también en el nuevo FIFA y en una medida adecuada, moderada y proporcional.

Con esa incalculable pátina de aleatoriedad, EA Sports le pega un hachazo en toda la cara a la más notoria mácula de los juegos de fútbol de dos generaciones y media: la sensación de que todo iba, de un modo u otro, sobre raíles. El corsé invisible que convertía en artificial e ineficiente la recreación futbolística ha reventado por fin y los michelines de la libertad y el realismo se expanden en todas direcciones, prometiendo aplastar al jugador exigente contra la pared de la gloria y la satisfacción en la más dulce de las agonías.

"Me toman por un idiota que solo sabe de fútbol."

—Kevin-Prince Boateng


Entre tanto calco de la realidad, FIFA 13 nos ofrece un mundo de diversidad futbolística sin berreos, sin ismos y sin olor a anís con una selección de modos más cuidada que nunca. El modo Temporadas Cara a Cara, que ya se postulaba como la princesa del baile en la anterior edición, es ahora la directora del centro en lo que al online se refiere, y ya no solo porque ocupe un espacio propio en la algo confusa barra de menús, sino porque sus alargados tentáculos se han ocupado de invadir otras áreas, dotándolas de su adictiva mecánica. Ahora el modo Pro, ese en el que cada jugador es controlado por una sola persona y que a menudo genera las más vergonzantes escenas de majadería e inanidad mental, se somete a las reglas de Temporadas, con sus puntos, sus divisiones, sus trofeos y sus momentos de épica y de frustración. Bien visto, EA.

Otro acierto brillante: ¿os acordáis de los entrenamientos? Esos partidos contra los suplentes, esos lanzamientos de falta y esas mierdas desangeladas han pasado a mejor vida. FIFA 13 se ha mirado en el mejor espejo que han dado los juegos deportivos en los últimos quince años: el inolvidable Virtua Tennis. Los entrenamientos se llaman ahora Juegos de habilidad y nos proponen una serie de minijuegos la mar de adictivos para mejorar distintas vertientes de nuestra relación con el pad. Juegos de hacer baselinas, de lanzar faltas con rosca, de centrar, de driblar o simplemente de pasar el balón; todo ello con dianas, con cajas, con conos y con marcadores de puntos, repartidos a lo largo de tres ejercicios (bronce, plata y oro) que una vez superados dan paso a un cuarto minijuego más perdurable en el que ponemos en práctica lo aprendido. Mención especial para el de pases, que no es más que el rondo que suelen hacer los futbolistas reales en sus sesiones: un círculo pasándose la pelota y dos tíos en el centro tratando de interceptarla. Simple y divertido.

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La otra pata de FIFA 13 es el modo Carrera. Ya sabéis: llevar a un jugador o entrenador a lo más alto posible. Esta vez entran en juego las selecciones nacionales, que le dan un soplo de aire fresco a un modo que ya de por sí se hace un poco denso. En la variante Mánager, mi favorita, se abren nuevas posibilidades al ofrecer y solicitar cesiones de jugadores, desplegar ojeadores por el globo buscando perfiles concretos y poder añadir a futbolistas en un trato como pago. Yo con el Barça ni me lo pensé: treinta y cinco millones más Song por el glorioso regreso de Touré Yaya. Bienvenido a casa, guapetón. ¡Cómo has crecido! ¿Quieres un Colacao? Muac.

"No soy racista, tengo un amigo japonés que es sexador de pollos."

—Luis Aragonés


Junto a la puerta de los lavabos, en la mesa peor iluminada y menos visible de la fiesta, esa en la que la camarera tiene el pelo sucio y solo viene cada media hora, languidece una minoría de añadidos que cayeron al suelo picados y algo verdes cuando EA Sports agitó el árbol de las buenas ideas. Los feos y los raros. Los modos como el Match Day, que es una anecdótica forma de revivir partidos de la jornada o de echar un amistoso en la mismas condiciones físicas que los equipos reales (esta semana: el Barça, sin centrales pero con un Tello on fire; el Madrid, sin entrenador y con un Cristiano triste), suenan mejor de lo que se juegan. Eso sí: la actualización por parte de EA promete ser rigurosa, rápida y gratuita, que no es poco. También anda por ahí el Ultimate Team, que parece mejor equilibrado y más intuitivo en sus menús, ofrece conectividad con teléfonos móviles y parece que se está asentando con moderada firmeza en el ecosistema FIFA.

Dice el mismísimo Dios Todopoderoso en su cuenta de Twitter (https://twitter.com/TheTweetOfGod/status/249928632124981249) que su primera idea fue crear el fútbol y que el Universo ya vino después. Considerar a EA Sports una deidad sería extralimitarse en el ejercicio de la admiración y coquetear con las artes felatorias (algo que estaría plenamente justificado con David Rutter, digámoslo ya), pero esta vez se ha alcanzado tal masa crítica de calidad que uno no se extraña de que ellos actúen del mismo modo: es el envoltorio, los menús y los modos comparsa lo único a lo que uno le encuentra escasísimos defectos. El fútbol sin más que se practica en FIFA 13 (http://www.anaitgames.com/juegos/fifa-12-ps3) es, de nuevo, lo más cercano que ha estado la tecnología de representar el llamado deporte rey con total realismo, pero con un matiz sobre anteriores entregas: empieza a ser complicado, por no decir imposible, dar con errores, grietas o incoherencias. Quedan pocas cosas que solo se puedan hacer en la césped pero no en el juego, y la mayoría tienen que ver con la violencia y la escatología. Así que vuelvo a reivindicarlo: señores nerds canadienses, ya que os habéis sentado en el regazo de doña perfección y ésta os mece en su seno, ¿por qué no escupirle a la cara? [9]

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